
Un alimento saludable es aquel que es bueno o beneficioso para la salud o que la proporciona.
La cultura popular ha tenido durante bastante tiempo refranes y creencias alimentarias que no siempre estaban justificadas. Entre ellas, se encuentran muchas sobre alimentos saludables. Como frutos secos, legumbres, frutas, verduras, semillas…
Vamos a comentar algunos ejemplos:
Los frutos secos y legumbres engordan
Los frutos secos siempre han estado criticados por su supuesta relación con el sobrepeso y obesidad. Relación que, no sucede realmente, entre otros motivos, porque los frutos secos tienen una gran capacidad saciante. Añadir frutos secos a nuestra alimentación no produce un aumento de peso. No es necesario obsesionarse con la típica frase de ¡solo un puñado de frutos secos!
En el caso de las legumbres pasa lo mismo, es un plato que ha estado en el punto de mira como pesado, de difícil digestión o incluso hipercalórico. Mucha gente sigue pensando hoy en día que las legumbres engordan, cuando realmente sucede lo contrario, ayudan al control del peso y son una herramienta dietética muy versátil.
Aún suele ser típico escuchar “¿Qué haces cenando legumbres? ¡Eso no te puede sentar bien por la noche!”.
En algunas entradas anteriores podéis encontrar más información específica de algún alimento de este conjunto como la peanut butter o las castañas.
Los huevos producen colesterol
Este es otro de los grandes mitos que aun mucha gente sigue creyendo. Pero hay múltiples estudios científicos que demuestran que no es así.
Esta creencia se basaba en que alimentos con colesterol eran problemáticos para los niveles de colesterol en el organismo, pero se ha comprobado que son las grasas saturadas que se ingieren las que aumentan el nivel de colesterol en sangre. El huevo es uno de los alimentos más completos y un ingrediente básico en la alimentación y la cocina.
Para mayor conocimiento sobre el huevo puedes visitar la siguiente entrada.
Los lácteos mejor desnatados que enteros
Este es un tema muy difícil de tratar, por lo que vamos a empezar diciendo que depende. Los lácteos son muy importantes en la alimentación por su aporte en calcio, proteína, vitaminas, minerales… (por supuesto se pueden consumir otros alimentos para obtener estos nutrientes).
Cuando debemos elegir lácteos enteros que conservan su grasa o desnatados a los cuales se ha retirado su porción lipídica sin modificar el resto de nutrientes. Pues, básicamente, de acuerdo a la edad y necesidades de cada uno. En la etapa de la infancia es más recomendado consumir lácteos enteros, ya que, estamos en una etapa de crecimiento y desarrollo, por lo que se necesitan más calorías y nutrientes. En cambio, pasada esta edad, si no necesitamos ese aporte extra de calorías y grasas, se recomienda los lácteos desnatados.
Por lo tanto, no hay uno mejor que otro, tienen distinto aporte nutricional, y debemos elegir el que más se adecue a nuestras necesidades.

Beber agua durante las comidas engorda
Existe la creencia de que beber agua en las comidas engorda, pero el agua tiene cero calorías tomadas al principio, durante o al final de la comida. Lo único que puede suceder es que beber agua antes de las comidas engañe a nuestro estómago al llenarlo y, por lo tanto, comamos menos, al sentirnos más saciados (tener el estómago más lleno en este caso).
Sobre el tema de agua os recomiendo la entrada sobre ¿Cuánta agua hay que beber al día?
Existen alimentos que adelgazan y engordan
En muchas ocasiones tendemos a dividir los alimentos en dos grupos, los que engordan y los que no. Lo cierto es que esta clasificación carece de sentido, ya que un alimento no tiene la capacidad por sí mismo de hacer que una persona engorde. La causa de ganar peso se encuentra en el cómputo global de las calorías diarias. Y esto depende de los hábitos alimenticios de cada uno.
Tenemos que saber que todos los alimentos, excepto el agua, aportan calorías. Sin embargo, un alimento por sí solo no tiene capacidad de hacer que una persona engorde, por lo que la clave se encuentra en comer de todo en cantidades moderadas, o lo que es lo mismo “comer de todo un poco”. Así que, desterremos algunos mitos.
Comer fruta después de la comida engorda
Este mito se basa en que ingerir fruta después de comer engorda, debido a que esta fermenta en el estómago y acaba convirtiéndose en azúcar que el cuerpo almacenara en forma de grasa. Es decir, la fermentación multiplica el aporte calórico de la fruta. Esta creencia ni tiene consistencia científica, ya que la fruta tienen siempre las mismas calorías y además tiene un gran poder saciante gracias a su alto contenido en fibra.

Los alimentos light adelgazan
Esto es algo que ha causado principalmente los supermercados, con la publicidad y el etiquetado de “light” en todos los productos posibles. La condición para utilizar la palabra “light” es que se haya reducido como mínimo un 30% uno de sus componentes (azúcar, grasas, etc.). Y es por esto que muchas personas concluyen que estos productos facilitan la pérdida de peso.
Entonces los alimentos “light” únicamente contienen menos hidratos de carbono, menos grasas o más proteínas y minerales, aunque siempre en relación con un único componente. Por ejemplo, un yogur “light” con cereales puede tener un valor energético similar al mismo yogur natural con su contenido completo de grasas pero sin cereales.
Conclusión: lo importante es comparar las etiquetas de estos productos con sus homónimos no “light” con el fin de comprobar la cantidad de calorías que aportan cada uno de ellos. Los alimentos “light” no ayudan a adelgazar por sí mismos, es más, si por ser “light” consumes mayor cantidad, puede que estés igualando o superando las calorías de consumir uno solo “no light”.
Lo que va a ayudar a mantenerte sano es una alimentación saludable junto al ejercicio físico.
Los productos integrales tienen menos calorías
Cuando hablamos de alimentos integrales ocurre algo similar a los productos light, creemos que son alimentos que por comerlos nos van a ayudar de manera notable a adelgazar. Un alimento integral es un alimento muy completo, ya que conserva íntegro el grano del cereal y, por tanto, aporta más fibra, vitaminas y minerales, pero realmente el ahorro calórico es escaso (5-10% a los 100 gramos).
Consumir estos productos es saludable y necesario, pero por sus aportes en fibra, vitaminas y minerales.
Saltarse comidas te ayuda a perder grasa
Esto es algo típico entre la gente que quiere adelgazar y piensa que una forma rápida es dejar de cenar o desayunar. Pero el saltarse comidas no solo es perjudicial, sino que no tiene por qué ayudarte a adelgazar.
Cuanto más tiempo estemos sin comer, mayor tendremos el índice de la insulina y, por tanto, la sensación de hambre será mayor y necesitaremos mayor cantidad de comida para saciarnos.
Por otro lado, es común pensar que cuando llevamos tiempo sin comer nuestro cuerpo saca la energía de las grasas acumuladas, pero esto es falso. El organismo hace justo lo contrarío, reserva las grasas y nuestro metabolismo se vuelve lento, se prepara para la escasez de alimentos.
Por lo tanto, si quieres adelgazar este no es el método adecuado, es mucho mejor seguir comiendo en todas las comidas y reducir la ingesta calórica de cada una.
Comer chocolate favorece el acné
Este mito siempre ha estado muy extendido, sobre todo entre los jóvenes. Estudios han afirmado que el problema del acné no es el chocolate en sí, ni siquiera los alimentos ricos en grasas, son los alimentos realizados con harinas refinadas y los alimentos con alto nivel de azúcar.

El azúcar moreno es más saludable que el azúcar blanco
La teoría de este mito es que el azúcar blanco es más artificial que el moreno, porque para obtenerlo se emplean sustancias químicas como sulfato de calcio, ácido sulfúrico o dióxido de carbono.
Por su parte, el azúcar moreno tiene (en teoría) una serie de vitaminas, minerales y fibras de las que carece el blanco, pero según la OCU, son en cantidades tan pequeñas que desde el punto de vista nutricional no justifica que sea más saludable.
El proceso de obtención de ambos es muy similar, por tanto, no se puede considerar que el azúcar moreno sea más sano que el blanco.
Los zumos de frutas caseros son saludables
Los zumos naturales consisten en la trituración doméstica de una pieza de fruta. Y en principio nos parecen muy saludables, pues provienen de la fruta que sí lo es.
Pero, al parecer, las sustancias beneficiosas que poseen los zumos de frutas naturales no son suficientes para contrarrestar el efecto negativo de su elevada concentración de azúcar.
En realidad, los zumos de frutas naturales tienen semejante aporte calórico y similar contenido de azúcar que los refrescos, su única diferencia es las sustancias químicas que lo componen, es decir, en los zumos encontramos mejores nutrientes que en los refrescos.
Por lo tanto, los zumos de frutas no deben ser una bebida habitual sino una bebida ocasional que puede ser la alternativa saludable a otras bebidas azucaradas.
Comer carbohidratos por la noche engorda
Como cualquier otro macronutriente, los carbohidratos (incluso la proteína) pueden convertirse en grasa, pero no es cuestión de la hora a la que se consuman, es cuestión de la cantidad y los niveles de glucógeno.
El cuerpo tiene dos formas de almacenar la energía: el glucógeno y la grasa. El glucógeno se almacena de forma limitada y una vez que estos depósitos están llenos es cuando se empieza a almacenar la energía como grasa.
Para concluir, siempre que al final del día hayas consumido las calorías necesarias, no debes preocuparte si has consumido mayor cantidad de carbohidratos por la noche que por el día.

Todas las calorías son iguales
No, no todas las calorías son iguales.
Cuando hablamos de calorías hablamos de la cantidad de energía que ofrecen diferentes alimentos y mencionamos calorías como la unidad energética que comparten.
Sin embargo, aunque las calorías son siempre calorías, debemos prestar atención a su origen y por ello, las calorías de un refresco nunca serán iguales a las de una pechuga de pollo.
La energía de las calorías viene determinado por los nutrientes de los alimentos, al igual que sus vitaminas y minerales tienen función nutricional, pero no aportan calorías.
Además, las calorías no son todo lo que cuenta, hay otros factores importantes a considerar.